¿Cuánto vale una pintura antigua? Diez reglas de oro para saber su cotización Antigüedades 11/10/2022
Seguro que en más de una ocasión te habrás preguntado cómo podrías averiguar el valor de una pintura antigua, que desde siempre ha estado en tu casa, acabas de heredar, o simplemente, quieres hacerte con una.
Pues bien, aquí te dejamos con unas nociones muy básicas, pero taaann útiles, cómo son las diez reglas de oro más importantes a tener en cuenta a la hora de saber cuál podría ser el valor de tu pintura antigua.
1ª Regla. A mayor calidad, mejor se vende.
Esta debería ser siempre la primera regla. En teoría, cuanta más calidad artística tenga una pintura, mayor será su precio. No obstante, puesto que los conocimientos que se necesitan para valorar y apreciar estéticamente una pintura no los suelen poseer todo el mundo, deberán tener en cuenta otras series de factores (como los que verán a continuación), que también influyen y que en muchos casos llegan a pesar más que la propia calidad real del cuadro.
2ª Regla. Cuanto más conocido sea el pintor, mayor será su cotización.
Siempre un cuadro firmado se venderá mejor que uno anónimo, y cuanto más conocido sea el pintor, pues mucho mejor. Además, si se tienen datos de su vida, de otras pinturas, aparecen en subastas de arte o existen referencias de ventas de este, aumentan aún más las posibilidades de venta. Y ya si tiene algún cuadro colgado en museo, ni os cuento.
En ocasiones suele pasar que los anticuarios o galeristas son incapaces de reconocer una obra anónima a primera vista, pero de lo contrario si que dominan a la perfección firmas, cotizaciones y los precios asociados a ellas.
3ª Regla. Un pintor local vende más que los no locales.
Bien… ¿qué queremos decir con esto?, muy sencillo. Un cuadro por ejemplo de un buen discípulo de Joaquín Sorolla se venderá mejor en Valencia que en Galicia, puesto que es un pintor más conocido en estas primeras tierras, y por lo tanto habrá más gente dispuesta a comprarlo, ya que se identifica más con lo representado.
Con esto lo que os pretendemos decir es que siempre hay que tratar de vender una pintura en la tierra natal del pintor, o bien donde desarrolló su carrera artística, por eso de tener una mayor rentabilidad. La excepción, Madrid, ya que es la capital del mercado del arte en España, donde hay cientos de subastas de arte al año y tiene mucha fuerza para todo.
4ª Regla. Si lo pintado es algo local y reconocible, se venderá antes y mejor.
Es la continuación del párrafo anterior. Cualquier anticuario o galerista que te diga que en la obra aparece una vista o un paisaje de algo muy reconocible o emblemático de tu ciudad (un edificio, una plaza, un monumento…) se venderá antes y mucho mejor que alguna otra pintura, hasta puede que incluso de mejor calidad por un motivo ajeno a tu saber. Y es que a la gente le gusta tener en sus hogares vistas de sus calles, de su pueblo o ciudad, en definitiva, cualquier cosa que le sea cercana y vea en su día a día.
5ª Regla. Cuanto más bonito y agradable sea el tema, mejor se vende la pintura.
He aquí otra regla fundamental. Siempre un atractivo paisaje campestre se venderá mejor que un oscuro interior o una vista de una callejuela sin más. En este caso, aunque el paisaje sea de un pintor desconocido, y el otro lo haya pintado un pintor de renombre, créanme que se venderá antes el paisaje. Y es que muchas veces si lo que aparece representado es bello puede hasta disimular la poca calidad pictórica que este tenga.
Un buen ejemplo sería: heredan el retrato de un señor gordo, calvo, con bigote, vestido de negro y semblante serio, este, a no a ser que sea su abuelo y le tengan mucho cariño, no lo cuelgan ni sus nietos. Sin embargo, si lo que tenemos es el desnudo de una joven mujer o el retrato de una bella muchacha, ahí la cosa ya cambia.
6ª Regla. La pintura religiosa se cotiza menos.
Son cada vez menos a los que les apetece ver santos con caras de angelitos y éxtasis en casa, y mucho menos tener que soportar escenas de mártires desollados vivos, sangre y casquerías varias. Por eso en general, la pintura religiosa cuesta más de vender.
Los expertos en la tasación de arte coinciden en las siguientes excepciones: escenas tiernas de la infancia de Jesús, tipo la Sagrada Familia o paisajes de la huida a Egipto, santas jóvenes y agraciadas, como las Santas de Zurbarán, escenas que se presten al lujo y el lucimiento, como la Adoración de los Reyes Magos, etc.
7ª Regla. Cuadros con historiales documentados son un punto a favor.
Todas aquellas pinturas a las que se les pueda seguir el rastro bien a través de fotografías antiguas de familia en las que aparecen, bien a través de testamentos, recibos de ventas o inventarios resultan mucho más fáciles de vender. Los expertos en subastas de cuadros necesitan una fuente documental a la que agarrarse, puesto que su autenticidad esta constatada y eso es un punto a favor tanto para el comprador como para el vendedor.
8ª Regla. Pinturas que esconden historias reseñables son más atractivas.
Todo cuadro que tenga una historia interesante detrás, ya sea una anécdota del pintor, o de sus dueños tiene un valor añadido, ya que esa pequeña historia le otorga un aura más atractiva y novelesca.
9ª Regla. Aquí el tamaño importa.
Solemos pensar que cuanto más grande es el cuadro más debería de valer, sin embargo, esta norma tiene sus excepciones, y es que, por ejemplo, en el caso de las pinturas con un tamaño desmesurado resultan más difíciles de vender que cualquiera otra más pequeña, por la sencilla razón de que hoy día las casas suelen ser más pequeñas, con techos más bajos y por lo tanto paredes con menos espacio para colgar. Hoy día que alguien tenga una gran casa con una pared enorme completamente vacía es difícil ver.
De lo contrario las pinturas con un tamaño medio o pequeño son más fáciles de encajar por lo que comparativamente tienen más salida. En el pasado, comerciantes de arte sin ningún tipo de escrúpulos, no dudaban a la hora de partir un cuadro grande en varias más pequeños, y por ende de más fácil venta acabando por completo con una obra de arte.
10ª Regla. Cuanto más original sea y menos restaurado esté, mejor.
Suena un poco contradictorio, pero nos basamos en el hecho de que muchas obras artísticas han sufrido múltiples restauraciones que han alterado, repintado o patinado completamente los cuadros cambiando gravemente su verdadero aspecto original. De ahí, que los expertos en tasaciones de arte coincidan que sea preferible un cuadro lo menos alterado posible y que conserve mejor su estado primitivo.