Diferentes influencias estéticas en el diseño de muebles Antigüedades 18/04/2023

En subastas de muebles de diseño en Balclis, los muebles españoles tardogóticos y del Renacimiento son habituales en cada venta, presididos por las arquetas o cofres y por los escritorios con o sin tapa, pero también suelen salir a la pujas arcas o cofres italianos de aquel momento, así como diferentes modelos con influencias estéticas en el diseño de muebles.

El Barroco y la Francia dieciochesca

El siglo XVII se inició con una sobriedad clasicista heredada del gusto de finales del XVI, que influyó fuertemente durante las primeras décadas. Conforme avanzaba el siglo, el gusto más ornamentado propio del Barroco, aportó más colorido, variedad de materias y las columnas salomónicas, que enriquecerían el repertorio de muebles palaciegos (en el caso de los más ricos, incluso elaborados por parejas).

Los conocidos como “bargueños” en el ámbito peninsular son una muestra de gran difusión y que se elaboraba con diversas variantes policromadas y doradas y a menudo con aplicaciones de hueso trabajado. En el mismo ámbito, los cabinets, arquimesas o arquillas flamencas o napolitanas suelen ser aún más llamativas por los chapados en carey rojo, por las placas de los cajones en marfil o pintadas o por las aplicaciones en bronce dorado.

No obstante, la sobriedad también estaba presente en el siglo, particularmente en España, y las mesas de patas de lira o de patas torneadas, con superficies contundentes, los sillones fraileros (con asientos y respaldos generalmente de cordobanes) o los marcos de cuadros y espejos (policromados y/o dorados), son buena muestra de ello.

Inicios de la marquetería en la decorativa del mobiliario

Los estilos franceses de los Luises hicieron también su aparición en aquel siglo en el que la austeridad del Luis XIII daría paso a lo solemnidad radiante de Luis XIV y de Versalles. La gran aportación decorativa del mobiliario de aquel periodo se debió a Charles Boulle, que introdujo la celebérrima marquetería que lleva su nombre, consistente en alternar en las superficies unas ricas composiciones que combinan el carey y el latón. Con el siglo XVIII, la implantación del lujo, pero también del confort, la gracia y la sofisticación se adueñaron del mobiliario.

La alternancia de los estilos Regencia, Luis XV, Luis XVI y Directorio (con sus oportunas transiciones), supondrá la incorporación de unos lenguajes plásticos de gran refinamiento, típicamente franceses y cuya trascendencia ha sido profunda y espectacular hasta el siglo XX. Tipologías y detalles decorativos en la madera tallada como las rocallas, las flores, las panoplias, las guirnaldas, los pájaros, los angelotes o las “chinnoiseries”, junto a las líneas “cabriolé” del Luis XV y las más ordenadas y suaves del Luis XVI, tuvieron y tienen una increíble trascendencia en el mobiliario hasta la actualidad.

El Reino Unido y España

Una evolución paralela, pero distinta tuvo lugar en Inglaterra, donde se pasó de la sobriedad de los estilos William and Mary y Reina Ana a la sofisticación rococó del Chippendale, para acabar a finales de siglo con el neoclásico de los estilos Adam y Hepplewhite. Si en Francia hablamos de los “Luises” en Inglaterra podemos hablar de los “Jorges” (Jorge I, Jorge II y Jorge III), que reinaron durante prácticamente todo el siglo XVIII y que constituyeron el periodo “georgiano” que engloba, entre otros, los estilos dieciochescos antes citados.

En los demás países del ámbito europeo, e incluso en el continente americano, se vivió una evolución paralela, con influencias inglesas o francesas y las lógicas peculiaridades locales. En España el reinado de los borbones marcó el siglo (Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV) y la correspondencia con los estilos comentados presentaba características propias, con particular influencia en la América hispana. El concepto de “Alta Época” tan barajado en el mundo de las antigüedades y de los muebles históricos en general, del cual la casa de subastas Balclis está especializada, concluye en el siglo XVIII.

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El siglo XIX

La internacionalidad de los estilos se reforzó en el siglo XIX y la evolución en Francia desde el Imperio y la Restauración borbónica (Carlos X y Luis Felipe) hasta llegar al Napoleón III, marcó una decisiva influencia en los gustos continentales.

La línea propia de la estética inglesa también se vio marcada por tendencias paralelas iniciadas con los muebles Regency, continuadas por estilo el Guillermo IV y rematada en la segunda mitad del siglo con el victoriano. Una constante en el mobiliario de la época – al igual que en la plata, la porcelana, el marfil, los abanicos…y en la mayoría de las artes decorativas- fue el gusto historicista por los estilos del pasado.

El neogótico, el neorrománico, el neorrenacimiento, el neomudéjar…son algunos de los esilos en boga en aquel periodo, que revisitaban las estéticas de otros momentos y latitudes. Pero fue quizás la recuperación de los estilos franceses del XVIII en la segunda mitad del siglo XIX la que tendría un éxito más arrollador, con un espectacular revival de los muebles con marquetería Boulle, del gusto Luis XV y del Luis XVI. Suelen aparecen muy buenos ejemplos de estas características en todas las ventas de Balclis.

En España la influencia fue particularmente francesa y los periodos fernandinos, Regencia de María Cristina e isabelino, serían las correspondencias con los estilos del país vecino, desde el Imperio al Napoleón III.

Del Art Nouveau al Art Déco

La liquidación de los estilos historicistas llegó entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX con el Art Nouveau (Modernismo en España, con protagonismo del Modernisme catalán). La influencia de la estética japonesa y la obsesión por recrear la naturaleza en todas sus vertientes, aportaron a los muebles una fluidez, una variedad y una libertad nuevas, presidida por la línea coup-de-fuet (o “latiguillo”). En Nancy, en Bruselas, en París, en Turín, en San Petersburgo o en Barcelona, aún podemos ver abundantes muestras arquitectónicas de aquel estilo…y también una gran cantidad de muebles antiguos, tanto en museos, como en colecciones particulares.

La oposición a la dulzura y a las curvas desmesuradas del Art Nouveau fue el Art Déco, que triunfó en la gran exposición de París de 1925. El gusto por los muebles de formas refinadas y elegantes, pero de gran contundencia visual, imperó a partir de entonces. Los volúmenes y las decoraciones eran en aquel momento de formas geométricas y líneas puras y los chapados con maderas nobles y los lacados de tipo oriental, triunfaron rotundamente. Podemos considerar el Art Déco como el último de los grandes estilos históricos, que de hecho ya convivió con los orígenes del diseño.