Cerámica catalana del siglo XX: de la loza al triunfo del gres “de artista” Antigüedades 08/02/2024
Muy cuidada por la Escola Superior de Bells Oficis, podemos considerar que entre las artes decorativas del “Noucentisme”, fue la cerámica la que alcanzó un mayor desarrollo y un mayor grado de representatividad. Frente a la sofisticación y sinuosidad de líneas, con predominio de motivos florales, goticistas y de gusto internacional del Modernismo, el “Noucentisme” tendió a mostrar en la loza un repertorio más austero de colores, formas y tipologías, inspirado en los modelos cerámicos locales de los siglos XVI al XVIII y en la alfarería popular. A este origen responden las formas sencillas de las vasijas, el uso del color verde intenso en los vidriados, o los amarillos cálidos, ocres, azules de cobalto y verdes oscuros aplicados sobre bases blancas estanníferas. Ornamentalmente, el gusto por abundantes cenefas y por escenas populares, resueltas con agilidad, también nos recuerdan el mismo interés. No obstante, mientras que la cerámica antigua estaba decorada por artesanos sin formación artística, pero de expresión intuitiva, los creadores “noucentistes” aspiraban a conservar la frescura de aquellos, pero con unas intenciones, una plasticidad y unas composiciones propias.
El genio de Nogués
Xavier Nogués (1873-1941), artista muy polifacético fue quizás el que tuvo una producción muy variada en las más diversas técnicas. Auténtico Leonardo da Vinci del siglo XX, cultivó con particular éxito el grabado, la pintura y el dibujo, pero a la vez también sobresalió en las artes del objeto de modo muy especial. Particularmente en la cerámica decorada (piezas “de forma” y azulejería) y en el vidrio esmaltado consiguió logros que aún son hoy muy valorados por los coleccionistas. En sus objetos, de loza desplegó un amplio repertorio de imágenes tanto de carácter clasicista y mediterráneo, como de tipo caricaturesco, de simpática comicidad. Otros artistas como Josep Aragay también destacaron en el campo de la cerámica decorada, especialmente en la elaboración y ornamentación de platos y jarrones, aunque también decoró con azulejos la emblemática fuente pública de Barcelona situada al final del Portal del Ángel.
Xavier Nogués. Azulejo con personaje con chistera. Hacia 1923-1924.
Vendido en Balclis en la subasta presencial de diciembre de 2023.
Xavier Nogués. Dos músicos. Hacia 1923-1924.
Vendido en Balclis en la subasta en sala de diciembre de 2023.
Francesc Elias, Josep Llorens Artigas, Antoni Cumella y el gres artístico.
Paralelamente, surgiría la inquietud por el conocimiento de técnicas sin tradición local, como el gres, lo que potenció su uso y el acercamiento a la cerámica oriental. Francesc Elias (1892-1991) fue un ejemplo de artista polifacético, pero destacó particularmente en el vidrio y en la cerámica. Junto a Francesc Quer (profesor de la Escola) y Josep Mª Gol fue pionero en Cataluña en el ámbito de la recuperación del vidrio esmaltado, realizando piezas de esquematismo y frescura marcadamente populares. Sus vidrios encajan perfectamente con el ideario “noucentista", como también ocurría en un principio con sus cerámicas, pero su aprendizaje con Quer, su estancia formativa en Francia, su contacto con Llorens Artigas y su pasión por la producción japonesa, le llevaron a una obra en la que el gres fue el material predilecto. Sus jarrones reflejan perfectamente sus inquietudes y nos ofrecen una relectura de la forma de los ejemplares de Extremo Oriente. La cubierta de la pieza luce delicados matices, mostrando su experimentación de las posibilidades de cromatismo y textura de los esmaltes. Tanto Francesc como su hermano Feliu (que firmaba como ”Joan Sacs”), fueron activos defensores de la revitalización de la escuela ceramista catalana de su tiempo y publicaron textos reivindicándola y dando a conocer a autores extranjeros contemporáneos y la cerámica oriental.
Francesc Elias. Seis jarrones. Gres. Mediados del siglo XX.
Subastado en la subasta presencial celebrada en Balclis en julio de 2019.
Josep Llorens Artigas (1892-1980), amigo y colaborador de Elias en sus inicios, es sin duda el artista catalán más destacado en el campo de las artes decorativas y de los pocos que han trascendido internacionalmente. A diferencia de otros de su generación, éste no tenía una vocación polifacética, dedicando toda su creatividad y sus esfuerzos exclusivamente a la depuración del arte cerámico. Fue uno de los primeros alumnos de la Escola Superior de Bells Oficis, centro del que pasó pronto a ser colaborador. Sus obras iniciales en loza reflejan la tónica habitual de otros artistas de su momento, decorando sobre cubiertas blancas, aunque sorprenden los motivos vanguardistas cercanos al cubismo. No obstante, estas muestras de su inquietud renovadora no cumplían suficientemente con sus expectativas y la ornamentación pintada al esmalte cada vez le complacería menos. Una beca le permitió ir a París, donde profundizó en el conocimiento del gres e instalado en la ciudad, colaboró con pintores vanguardistas como Raoul Dufy. La adaptación de su creatividad a la técnica del gres, más duro, compacto y preciso que la loza, cada vez fue mayor y en adelante fue su principal vehículo de expresión. Con él aspiraba a un arte puro y desornamentado, cuya belleza radicará especialmente en la pulcritud de las formas torneadas y en el atractivo de las superficies, coloreadas, pero sin decoración figurativa pintada. Llorens Artigas llevó más lejos que ningún otro artista de formación “noucentista” la filosofía de “la obra bien hecha” en sus creaciones siempre únicas, pero se desmarcó de la mayoría de los de su generación por su alejamiento de la loza decorada, centrándose en la concisión formal y en una reflexión sobre la filosofía y la técnica de la cerámica china y de la japonesa. El autor siempre cuidaba el proceso de principio a fin, desde la selección de materiales de base y de recubrimiento, hasta la cocción, y era extremadamente exigente en sus experimentaciones y resultados. El trabajo de la materia en el torno era decisivo para él y en la elevación manual de la forma de sus piezas, buscaba las infinitas posibilidades de los perfiles con sutiles inflexiones curvas. La sobria depuración, sin extravagancias ni estridencias, iba acompañada por una investigación profunda de los acabados, de texturas coloreadas mates o brillantes, que armonizaban con aquellas formas, realzándolas.
Expuso en el Salón de Otoño de París de 1928 y habitualmente en el Salón de Primavera de Barcelona, que se celebraba en los años 30. Prueba de la trascendencia internacional que alcanzó Llorens Artigas, fue la exposición en la Brummer Gallery de Nueva York en 1932, en la que el Metropolitan Museum compró uno de sus jarrones: la primera cerámica contemporánea que adquiría. En su madurez colaboró también con el gran pintor Joan Miró, realizando conjuntamente tanto jarrones, como grandes murales de azulejos, como placas independientes.
Josep Lloreç Artigas. Jarrón. Gres. Mediados del siglo XX.
Vendido en Balclis durante la subasta en sala de octubre de 2022.
Josep Lloreç Artigas. Jarrón. Gres. Mediados del siglo XX.
Vendido en Balclis en la subasta presencial de diciembre de 2020.
Josep Lloreç Artigas. Cuenco. Gres. Mediados del siglo XX.
Vendido en la subasta presencial de Balclis en marzo de 2022.
Joan Miró y Josep Lloreç Artigas. Sin título.
Placa en cerámica refractaria. Hacia 1970. Vendido en Balclis en 2022.
Algo más joven que Artigas y amigo suyo, Antoni Cumella (1913-1985) desarrolló también una amplia labor creativa en la cerámica del “gran fuego”. En 1936 realizó su primera exposición en las Galerías Syra de Barcelona y después de la Guerra Civil siguió exponiendo habitualmente en la misma. En sus abundantes placas en relieve indagó en la estética vanguardista incorporando el lenguaje informalista mientras que en sus originales jarrones se alejó más de las formas orientales buscando un lenguaje de formas más personales y de líneas de volumetrías más exageradas y contrastadas.
Antoni Cumella. Jarrón. Gres. 1957.
Vendido en la subasta presencial celebrada en Balclis en diciembre de 2021.