Aprende cómo limpiar y conservar tus perlas Joyas 09/12/2020
Las perlas auténticas son altamente duraderas, pero también sumamente delicadas. El origen orgánico de estas hace que tengan una vida limitada. Los expertos hablan de unos 200 años, aunque también es cierto que nos hemos encontrado con ejemplares de varios siglos de antigüedad.
No obstante, y como todo en esta vida, las perlas requieren también una serie de pautas para su cuidado y almacenamiento para que de esa manera se luzcan siempre bonitas y brillantes. Nuestras expertas en joyas te contarán en este artículo cómo hacerlo, porque curiosamente conservar las perlas, ya sean cultivadas o naturales es mucho más sencillo de lo que tú crees.
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Japón, principal productor de perlas
Seguro que sabrás que las perlas son las únicas gemas que se encuentran dentro de los moluscos, ya sea en aguas dulces como salada, pero que hoy día es muy difícil de conseguir ya que solo uno de cada diez mil de moluscos producirá una perla.
Es por esta sencilla razón por las que son tan valiosas. Pero claro existe el problema de que también son una de las joyas más demandadas, y ante la insuficiencia de las mismas, a principios del siglo XIX existió una sobreexplotación en el mercado en la que la mayoría de las perlas pasan a ser cultivadas siendo Japón el principal productor de perlas de todo el mundo.
2. ¿Cómo limpiar las perlas?
¿Nunca has escuchado ese dicho que dice así?: “lo último que una se pone al salir de casa, y lo primero que se debe quitar nada más llegar es el collar de perlas” ¿sabes por qué? Porque las perlas se estropean con el más mínimo contacto de cremas, autobronceadores, lacas, perfumes…, por eso es conveniente siempre aplicarse todo tipo de cosméticos un rato antes de ponerse las perlas, ya sean pulseras, pendientes, collares… y lo primero que tienes que quitarte nada más pasar el umbral de tu puerta. Recomendamos también que si las compras en una joyería, subasta online o tradicional, antes sigas los procesos que te contamos en este artículo.
Una vez quitadas basta con limpiarlas con un paño suave (una gamuza para gafas, un trapo de joyero…), ligeramente humedecido con agua mineral para eliminar los pocos restos que hayan podido quedar en ellas, tal y como ves en la imagen superior. En caso de que se ensuciasen demasiado simplemente con aplicar jabón neutro con toda la suavidad que puedas es suficiente. Lo que no puedes utilizar nunca son cepillos, estropajos, esponjas de plástico… dado que las perlas se rayan con suma facilidad.
Algunas cosas a tener en cuenta para la correcta conservación de las mismas es no utilizarlas con otras joyas ni ropas realizadas con telas ásperas, con el fin de evitar los rozaduras y arañazos. Igualmente, por muy cool que sean tampoco te bañes en balnearios, piscinas, playas… porque ese contacto con el agua y los productos que se le echa pueden dañar el nácar y a la larga las perlas agrietarse. Y por supuesto ni se les ocurra hacer ejercicio físico ya que las perlas son muy sensibles a los ácidos que se encuentran en nuestra transpiración.
3. Y cómo guardarlas
El saber cuidar las perlas, aparte de limpiarlas, también incluye saber guárdalas, que es la otra parte igual e incluso más importante para su mejor conservación.
Lo primero que debes de saber es que jamás vayas a guardar tus perlas en la típica bolsa de plástico hermética porque volvemos a lo mismo puedes causar arañazos, además de que las perlas necesitan de constantes aportes de aires nuevos para mantener un cierto grado de humedad. La bolsa perfecta es una bolsa de seda, y sí por lo que fuera en esta misma vas a guardar otro tipo de joyas, no olvides separar las perlas envolviéndolas en un pañuelo de seda o terciopelo.
Seguramente, por sentido común guardes las joyas bien en un joyero o las tienes puestas en un algún tipo de soporte especial para joyas, sin embargo, las perlas, especialmente los collares debes guardarlos planos y separados del resto de piezas que tengas para una vez más evitar esos rasguños.
Asimismo, deberás de saber que nunca has de guardar las perlas cerca de fuentes de frío o calor ya que eso puede estropear el nácar y agrietarlas.
Y ya para concluir otra de las cosas importantes es que si sabes que no vas a volver a utilizar las perlas en un determinado tiempo hay que dejarlas respirar, ya que por su procedencia orgánica y el habitad líquido donde se originaron hacen que necesiten ese contacto con la humedad exterior.
Ahora que ya sabes cómo conservarlas haz que tus perlas luzcan con intensidad.