Los objetos del Titanic más buscados por los coleccionistas Antigüedades 19/05/2022
Más de 100 años después del terrible hundimiento el mito del Titanic aún nos sigue fascinando. Durante décadas, historiadores, empresarios, oceanógrafos y buscadores de tesoros han explorado las más recónditas extrañas de los mares en busca de los restos del naufragio.
En 1985 el oceanógrafo Robert Ballard localizaba el transatlántico a 4 km de profundidad, y a unos 800 kilómetros de la costa canadiense, aunque no sería hasta dos años más tarde cuando se realizaba la primera excavación subacuática para recuperar muchos de los objetos perdidos.
Hoy, les mostramos algunas de esas pertenencias más valiosas adjudicadas en las diferentes subastas, y, por ende, buscadas entre los grandes coleccionistas del mundo.
Violín de Wallace Hartley
El violín que usó el director de la orquesta del Titanic, Wallace Hartley, para calmar a los pasajeros que subían a los botes salvavidas mientras el enorme barco se hundía, se ha convertido en otra de las piezas más valoradas, cuando en 2013 fue adjudicada por un valor de 1.5 millones de euros.
Fabricado en Alemania, fue encontrado dentro de un estuche de cuero atado al cuerpo de Wallace después de que muriera junto al resto de los músicos en el hundimiento.
El preciado violín que cuenta con una pequeña inscripción en la parte superior del mismo revela que fue un regalo de su esposa, María Robinson, con motivo de la ceremonia de compromiso nupcial. El director parece ser que nunca se quiso separar del presente que le había hecho su amada en 1910, quizás como una muestra de amor a una boda que nunca llegó a celebrarse.
Plano naval
Tras el hundimiento del Titanic fueron muchas las investigaciones las que se llevaron a cabo con el fin de investigar las causas de la tragedia. En 1912, el departamento británico de arquitectos navales de White Star dibujó varios planos del barco, y precisamente uno de ellos ha pasado a ser uno de los grandes artículos de memorabilia más importantes.
Firmado a fecha de 1 de mayo de 1912 y con el sello del astillero Harland and Wolff, los testigos lo utilizaron para identificar los diferentes puntos del barco. En él, se pueden ver algunas anotaciones, entre las que destaca una marca en la caldera número 6, lugar donde impactó contra el iceberg, y otra, en las diferentes cámaras que no fueron lo suficientemente herméticas como para evitar que la construcción que habían nombrado como “insumergible” acabará en el fondo del Océano Atlántico.
Se trata de un dibujo técnico que mide más de 9 metros de largo, y que fue adjudicado por unos 308.000 euros.
Abrigo de piel
Joyas fueron muchas, pero tan solo una única prenda fue la recuperada del naufragio. Se trataba de un abrigo largo de piel de castor que perteneció a Mabel Bennet, una azafata que trabajaba en la sección de primera clase del transatlántico.
Mabel, tras su fallecimiento a los 96 años de edad le regaló el abrigo a su sobrina acompañado de una carta en la que decía que en el momento del rescate “estaba con un vestido de noche y esta fue la prenda que primero cogió para abrigarse mientras esperaba la llegada de un bote salvavidas”.
A pesar de los años, la prenda cuando salió a subasta estaba completamente intacta y eso hizo que llegaran a pagar por él la cantidad de 215.390 euros.
Reloj de bolsillo
Si hubo una pieza realmente significativa entre los primeros hallazgos encontrados en el Titanic, ese fue un reloj de bolsillo en oro que perteneció a Edmund Stone, un camarero del barco.
El reloj marca las 2:16, probablemente el momento exacto en el que Edmund caería a las aguas gélidas del Atlántico. Sin embargo, esta no fue la única de las posesiones que les fueron devueltas a la familia, sino que también incluía un juego de llaves para las cabinas E1 – E42 de primera clase, de la cual él era camarero, el recibo de un mayordomo, un lápiz y una carta a su esposa.
En 2008 la familia decidió sacar todas estas posesiones a la venta recaudando un total de 267.000 euros, de los cuales 130.000 estuvieron dirigidos al reloj de bolsillo.